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Crónica del cuarto día de preliminares del Concurso de Murgas

Anoche asistíamos al cuarto día de preliminares, que se antojaba uno de los más fuertes. No defraudó la noche, gracias al gran nivel que se está viendo este año en el concurso, en el que casi todas las murgas parecen haber dado un salto de calidad, cosa que está sabiendo agradecer el público.
Tras abrirse el telón, hacían acto de presencia una de las murgas más fuertes de la noche, y del concurso. Al Maridi este año están «en el banco y con su puesto fijo». Disfrazados de «sin techos», al más puro estilo Pirulo, no les faltaba ni un detalle, desde el carrito donde guardan las bebidas espirituosas, hasta el sobrero fabricado con un tetrabrick. Comenzaron muy metidos en el tipo, cantando con voz aguardentosa la presentación. Este detalle les acabó perjudicando, y el público tuvo una sensación contraria a la que los murgueros pretendían. Mucho mejor en los pasodobles, con unas letras muy trabajadas, dedicaron el primero a los aficionados al carnaval -«por ti hoy soy el novio de la muerte»-. Los cuplés, ingeniosos, a Celdrán y los derrumbes de la ciudad, y a la profecía de los mayas. Ingenioso estribillo, usando los dobles sentidos, seña característica de estos murgueros. El plato fuerte vino con el popurrí, en el que hicieron de reír, sorprendieron, asustaron y se despidieron por todo lo alto, con una despedida muy bonita y sentida.

Los segundos de la noche, la murga Los Mirinda, venían este año dispuestos a darlo todo, y lo consiguieron. Caracterizados como señoras aficionadas al mundillo del bingo, escenificaron a la perfección una sala de juego, en la que no faltaba un solo detalle. Ya la presentación prometía, pues mientras cantaban, en las pausas, una voz iba cantando las bolas del bingo, como si estuvieran jugando. Cantaron un magnífico primer pasodoble a las comparsas, que logró fuertes aplausos de todos, y otro a los chivatos y al jurado sobre el incumplimiento de las bases del concurso, aunque olvidan que estas bases las han puesto los propios murgueros. Hicieron reír, y mucho, en su popurrí, con distintos momentos memorables. Aunque por poner alguna pega, deberían cuidar un poco más las rimas. Algunas estaban cogidas con papel de fumar.

Tras Los Mirindas, otra de las murgas más esperadas de la noche, y con más seguidores. Los Watercloset, o Fashion Water, entraron en escena desfilando sobre una pasarela conforme se les iba presentando. Disfrazados de modelos masculinos, el simple hecho de verles poniendo morritos ya causaba las risas de todo el mundo. Cantaron un primer pasodoble a su descalificación el pasado año, pero fue mejor aún el segundo, rindiendo homenaje a Jarana, ya que dos watercloset son hijos de dos componentes de la murga veterana. Además de ser homenaje, el pasodoble tuvo mucha gracia e ingenio. Cuplés graciosos tambien, con su seña de identidad, remataron la actuación con un popurrí cargado de humor. Esta murga es de las que siempre cuenta ya como finalista.

Antes del descanso, volvían al teatro tras una medio ausencia de un año, la murga Dakipakasa. El año pasado acudieron llamándose La Emboscada, ya que Juan Carlos González, letrista y compositor de la murga, no pudo salir. Lo raro es que este año han vuelto a usar el nombre de Dakipakasa, a pesar de que tampoco ha salido. Llevaban una actuación alegórica a los recuerdos de la ciudad, muy sentida y en la línea de la murga. Críticos en sus letras, como siempre, cantaron a la región, a los políticos, a la sociedad, etc. En el popurrí contaron con tres figurantes femeninas que, con sus juegos, trasladaron la mente del público varias décadas atrás, jugando a la comba, al aro, etc. La actuación tiene una pega, resulta difícil de comprender y asimilar a la primera, y eso les penaliza de cara al público, ya que llega a aburrirse en determinados momentos. También se notó mucho la ausencia de la voz característica de Juan Carlos González. Pero sin duda, lo que más sorprendió negativamente al público, fue la especie de homenaje que quisieron rendir a las murgas veteranas, al acabar diciendo algo así como que el mejor primer premio fue el de ellos mismos el año de marionetas. Les faltó humildad.

Tras el paréntesis de 25 minutos, una murga nueva, Los Taifas, subieron a las tablas del teatro con una presentación bastante llamativa, con el teatro a oscuras, portando unas luces azules y unas capas, mientras sonaba un punteo de guitarra. Al encenderse la luz, dejaban al descubierto su disfraz, de frikis. Toda la actuación giraba en torno al tipo, cosa que poco a poco se ha ido poniendo de moda entre las murgas. Fue muy aplaudido su segundo pasodoble, crítico con las pruebas de sonido, en el que les trataron mal supuestamente por el hecho de ser nuevos. En el popurrí cantaron a todos los estereotipos que se asocian a su disfraz: videojuegos, ordenadores, redes sociales, etc. Estaremos muy pendientes a lo que hacen en futuros años.

La sexta murga en actuar era otra de las murgas femeninas, La Galera, que tras un año de ausencia, venían a cantarnos sus vivencias viajando alrededor del mundo. Muy melódicas, cantaron un pasodoble a los desahucios, y otro a quien las critica por no hacer gracia. Llevan un estribillo pegadizo, que arranca las palmas del público conforme lo cantan, cosa que les dará mucho juego. El popurrí, aunque cantado desde el tipo, hacía chistes con distintos temas. Sin embargo, a esta murga le ha pesado cantar el cuarto día, pues sus temas cantados en el popurrí ya están muy trillados a estas alturas, y hasta el tipo coincide con el de otra murga este año, los Yo No Salgo. Otra cosa que me gustaría recalcar de esta murga es algo de lo que ellas no tienen culpa, pero que sí les penaliza. Sus voces melódicas no tienen la fuerza que pueden tener las voces masculinas, y los aplausos y vítores de sus incondicionales impedían en ocasiones escuchar y entender las letras. El público debería aprender cuándo se debe aplaudir y cuando hay que escuchar en silencio.

Para cerrar la noche, la murga Pixa a la Fulaneska, disfrazados de, como ellos mismos se hacían llamar, muchapichas. Con trajes andinos, entraron en escena con una buena presentación, con mucha fuerza y buenas voces. Muy bueno su segundo pasodoble, crítico con la libertad del etarra Bolinaga, y también buenos cuplés, uno de ellos dedicado a Miguel, pero no a Celdrán (que es lo que daban a entender), sino al trabajador del teatro López de Ayala. Tuvieron un buen popurrí, con momentos como el de la comparativa entre el significado de una palabra en América del Sur, y el de la misma palabra en España. A ratos graciosos, a ratos sentidos, sorprendieron mucho con una llama de atrezo que escupía agua, así como las llamas de sus camisetas, que terminan la actuación escupiendo agua también, para sorpresa de todos. Esta murga cuida mucho la escenificación y teatralidad, de la mano de Santi Linares, aunque la verdad es que todos sus componentes interpretan magníficamente bien.

Esta noche, última jornada de preliminares, con solo seis murgas, tres antes del descanso y otras tres después:
1. A Contragolpe.
2. Los Hijos de la Luna.
3. Ese Es El Espíritu.
4. Los Camballotas.
5. Las Nenukas.
6. Los Sikitrakys.
Suerte a todas.
Crónica: @JACasablanca
Fotos: @alcintas

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